martes, 19 de febrero de 2019

Sed

Por más agua que tomaba no podía apagar a su sed. Es que su sed no tenía mucho que ver con los líquidos, ni con hidratación de su cuerpo. Era más bien sed de palabras, sed de encuentros. Su falta provocaba la sensación de vacío y la ansiedad que la dejaba mal, que resecaba la garganta arañando hasta el dolor. Cuando sientes que la sensación de sed se repite con mucha frecuencia y no la justifica, ni el clima, ni tu actividad, piensa si no hay otra causa oculta. Tu sed puede ser solo un signo externo de anhelos internos, que acumulados y prolongados a lo largo del tiempo pueden hacerte daño y pueden dañar a tu organismo. Atiende tu sed y busca la forma de calmarla.
Feliz martes de sed.

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