Maricela
era muy activa, unas veces lo era por elección, otras veces por
obligación. Desde que era niña, a su alrededor había mucho
movimiento. Con frecuencia había mucha prisa y tensión. Las
ternuras eran como pajaritos asustados que volando en el aire siempre
se posaban en algún lugar, y uno las tenía que buscar y perseguir.
Cariños como pompas de jabón que volaban viviendo y bailando un
instante, cuando demasiado se acercaba a ellos se desvanecían.
Entre los vaivenes de la vida, todo parecía un hilo de unos
instantes de los cuales ella tejía su frazada de amor que la
cobijaba en momentos de frío y soledad.
Feliz
Jueves de Instantes de Cariño
No hay comentarios:
Publicar un comentario