En sus días
tristes, ni se miraba en el espejo, pues sentía, que éste le
reprochaba el tiempo perdido. Huía de las risas y de las preguntas.
Estando sola y en silencio, se calmaba y se miraba hacia dentro. Su
mirada llegaba muy profundamente, porque ahí siempre había la
felicidad de sus años mozos. Años sin grandes preocupaciones y con
mucho tiempo para las risas. Si te aprieta el presente y hasta asusta
el futuro, recuerda, que en el fondo de tu pasado, siempre
encontrarás una alegría inocente que te dará fuerza para el
futuro.
Feliz
Miércoles de alegrías en el fondo.
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