martes, 17 de junio de 2014

Sin lugar para...

Las últimas desgracias vinieron en manada, dejándola sin fuerza. La felicidad, que andaba solitaria, parecía haber perdido su dirección. Las escasas veces, que se sentía feliz, era por poco tiempo, apenas lo pudo percibir. Preocupada, confundida, miro por dentro de su vida y por dentro de su corazón. Por tanta desgracia, por tanto sufrimiento, todo fue bien desordenado, eso parecía un terreno de obras, con miles de cosas empezadas sin terminar, remiendos maltrechos. No le cabía ninguna felicidad. No tenía por donde entrar. Tanto se defendía de las desgracias, que no dejaba de entrar a las felicidades. Ordena tu interior y abre las puertas. La felicidad no se fue lejos. Simplemente no tiene por donde entrar.


Feliz Martes de Ordenar por dentro.



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