viernes, 27 de junio de 2014

Infección del orgullo

Le causaron una herida, que empezó infectarse lentamente de orgullo. Al principio, el orgullo solo afecto el rostro. Éste se volvió tenso. huérfano de sonrisa. Luego la infección, empezó bajar al cuello, que impedía voltear la cabeza y percibir la presencia de otros. Después quedaron afectados los brazos y las manos. Se volvieron rígidos, abandonando los gestos de cariño, impidiendo abrazos y cercanía. Al final las piernas afectadas, no se movían para ir al encuentro de otros. Todo por culpa de una pequeña herida. No permitas, que los malos entendidos y las pequeñas heridas, se infecten de orgullo, que puede invadir todo tu cuerpo.



Feliz Viernes sin rigidez del orgullo.



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