sábado, 28 de junio de 2014

Desechable

Esta vez le dolió más que nunca. Él que se fue, se llevó, el resto del amor que le quedaba. Ella sentada entre sus suspiros y una montaña de lágrimas envueltas en pañuelos desechables, se sentía como ellos – desechable. Siempre daba el amor, sin darse tiempo de hacer cuentas, ni esperar para poder recibirlo. Ni sabía, que puede aspirar a más... más que unos cariños de rutina y de juego, porque éstos, aunque cambian de dueño, en vez de dar alivio, hieren más. Las personas no son desechables, ni los amores se alquilan. Devuelve lo bueno que te dan y se multiplicara. Aunque el mundo siempre espera, que demos más, todos también tenemos derecho de recibir.



Feliz Sábado de recibir lo bueno.



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