Fue una pregunta que la
paralizó. Esperaba todo, menos eso... Y además su mejor amiga, cómo
pudo... En vez de compadecerle y apoyarla ahora sale con eso. Pero
que decepción, no eso ya es demasiado. Y esa pregunta, se le queda
clavada como un alfiler. La pregunto en seco: ”¿Por qué decidiste
sufrir? No entendía... ¿Cómo puede? ¿Cómo se atreve? Los
diferentes sentimientos la invadían, entre molesta y enojo. Decidió
no pensar más en eso, para no sentirse peor. Y en el mismo instante
se sorprendió consigo misma... A la hora de la verdad, por qué no
decidir ser feliz, así como decidió, no pensar en la pregunta, que
la molesto tanto...
Feliz Miércoles de decidir
cosas buenas.
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