El gran problema de Marciana era muy
especial. Se le borraba la delgada línea entre ser y sentir. Muchas
veces no sabía si al sentir algo ya era o todavía no. Le costaba
mucho percibir la diferencia. Trazar una invisible línea entre los
sueños y la realidad. No para separar, sino para no confundir.
Sentía mucha tensión, cuando escuchaba a otros opiniones sobre
ella. Ni era como decían, ni se sentía así. A veces sentía la
tentación o necesidad de demostrar algo a alguien. Luego renunció
eso y decidió aclarase ella misma. Saber con la claridad, hasta
donde pueda lograrlo, ¿cómo es?, ¿cómo se siente?, ¿qué es? y
¿qué le gustaría que fuese? Mucho trabajo para toda la vida, pero
merece la pena hacerlo, para vivir en la claridad.
Feliz Lunes de Claridades.
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