sábado, 20 de enero de 2018

En la multitud

Vivía entre edificios grandes en medio del bullicio de una gran ciudad. Podía disfrutar de todas cosas que una gran ciudad puede ofrecer. La misma ciudad que le hacía crecer en posibilidades le hacía disminuir en significados. Se sentía don nadie. Creía que cualquier cosa que puada hacer o decir en una ciudad tan grande no tiene importancia. Es cierto que las grandes ciudades vuelven a las personas anónimas, pero no aniquilan la importancia de sus palabras y gestos. Los grandes cambios, las grandes obras empiezan con cosas sencillas. A veces basta una sonrisa, un saludo, una palabra, para cambiar la impresión, el sabor de un día. Aunque haya mucha gente con sus cosas y sus prisas impermeable a lo que ocurre a su alrededor, siempre habrá alguien que se dé cuenta, que responda, que amplíe con su actitud la red transformadora de la sensibilidad humana. 

Feliz sábado de pequeños cosas en la multitud.

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