Su cuerpo a veces se tensaba como
cuerdas de una guitarra. Una guitarra que sonaba a canciones de dolor
y nostalgia. Nada relajaba la tensión y aumentaba el dolor. Se
sentía desgarrada. No quería que la miren como víctima aunque todo
lo que decía se asemejaba a un interminable listado de quejas.
Ningún instrumento tiene responsabilidad por la melodía que van a
tocar en él. No eran las cuerdas las culpables, sino la selección
de notas su orden su tono. No vas a evitar las tensiones en tu vida,
pero de ti depende la melodía que va a sonar de tus labios. Incluso
en los momentos de dolor o problemas podemos elegir mejores, o más
adecuados tonos para no lastimar a los que simplemente nos escuchan
sin ser responsables por lo que nos está pasando.
Feliz domingo de buena tonada.

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