miércoles, 21 de febrero de 2018

Cuidando la culpa

Su culpa la tenía bien cuidada. Le daba todas las atenciones necesarias para que no se marchite, y siempre parezca fresca como nueva. Tenía mucho cuidado para que no se contamine con algún perdón que podría poner en riesgo su existencia. Es que es bueno tener siempre una culpa al alcance de la mano. Permite justificar nuestras caras largas, nuestra falta de iniciativa. Sirve para echarla a alguien que anda desprevenido. Si la echamos bien, igual se la va a creer y cargar con ella. La culpa asegura la cómoda posición de no hacer nada para no empeorar las cosas. El perdón responsabiliza demasiado y libera de la culpa. Los que están acostumbrados a tener una, rápidamente buscaran una nueva. Los otros tal vez se arriesgarán a vivir sin ella. Sin su omnipresente ayuda. Haz la prueba y verás que se siente vivir sin culpa. Ciertamente uno tiene más responsabilidad pero también más libertad. 

Feliz miércoles sin culpa.

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