Desde hace mucho tiempo ha tenido bien claro el
rumbo de su vida. Hacía todo lo posible para alcanzar todas sus metas. En
general avanzaba sin grandes contratiempos, pero se le olvidaba un pequeño
detalle. Ningún vehículo en el mundo tiene el volante fijo. Todos tienen un
volante móvil que cada cierto tiempo les ayude corregir mínimamente el rumbo,
así no chocan ni se estrellan. Siempre existen desniveles, pequeños obstáculos
que desequilibran y aunque sea por un instante absorben nuestra atención, así
perdemos alguna coordenadas y nos desviamos un poco de nuestro rumbo principal.
No olvides hacer estas pequeñas correcciones, pequeños ajustes de tu dirección
para ver por cual camino te lleva y coincide que el rumbo que tomaste. Es bueno
mirar atrás para ver lo recorrido, pero es indispensable mirar adelante para
llegar a destino que elegimos.
Feliz jueves de pequeñas correcciones.

No hay comentarios:
Publicar un comentario