No tenía mucho que ofrecer, al parecer
cuando repartían los talentos él no estaba presente, decía que no
le ha tocado nada. Tampoco se quejaba tanto por supuestas carencias
de capacidades. No solía comparase con otros, sabía que en nada
destacaba. Lo que sentía hacia ellos no era envidia, más bien la
admiración, porque sabía que un talento iguala responsabilidad. No
se los recibe para guardar sino para usar y poner al servicio de los
demás. No evitaba ni encuentros, ni reuniones, ni actividades de
todo tipo. Siempre estaba ahí siempre podían contar con su
presencia interés y cercanía. El ignoraba eso pero precisamente ese
fue su talento precioso, estar presente. Así se transformó en apoyo
y punto de referencia para todos los que lo conocían. Si el faltaba,
sonaba la alarma que algo no anda bien. Trata de hacerte presente es
la base de todo lo demás.
Feliz sábado de presencia.

No hay comentarios:
Publicar un comentario