Amaneció con la convicción de
que es capaz de hacer más grande su mundo, no invadiendo los
espacios de los demás o conquistando sus lugares, sino moviendo sus
límites. Estas invisibles fronteras que le pusieron, o que ella
misma puso convencida que no las puede cruzar. Eran fronteras bien
fortificadas con sus guardias de miedo y vigilantes de desconfianza.
Los que tasan y calculan todo el tiempo si vale la pena el esfuerzo y
si ella siendo como es puede aspirar a algo más. Como sucede en
muchas ocasiones un pequeño despiste, un bajar la guardia hizo
posible traspasar una de las líneas rojas sin que nada grave hubiera
pasado. Cuando otros no confían que podemos o nos sobreprotegen
hacen muy pequeño nuestro mundo. Les podemos demostrar que somos
capaces de mucho más de que ellos se han imaginado, el verdadero
problema aparece cuando somos nosotros mismos que no creemos, que
desconfiamos y no intentamos nunca. Romper los límites que nos
pusimos lleva mucho trabajo pero es posible milímetro a milímetro
día tras día hasta abrirnos a la grandeza que nos habita.
Feliz jueves de cruzar los
límites.

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