Al regresar uno siempre ve cambios. Signos de paso del tiempo y de
progreso. Muchas cosas positivas, otras, tal vez, no tanto. Todo, forma parte
de esta vida. Entre todo eso hay cosas que nunca cambian. Uno las extraña a
miles de kilómetros y a distancia de años. Imposibles de conectar por los
medios tecnológicos. Se extraña sabores que aunque uno prepare la comida de
aquí en otra parte del mundo nunca sabrá igual. También se extraña aromas,
paisajes amaneceres colores de la naturaleza, las plantas. Y lógicamente a las
personas, porque no es lo mismo vernos en una foto en una pantalla que poder
sentarnos conversar y compartir una ronda de mate o terere. Al tenerlo todo en
un solo lugar se siente como late el corazón e iluminan los ojos. Hace falta
corazón y los ojos más capaces de ver para poder sentir todo.
Feliz viernes de saborear el mundo alrededor.

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