En
sus miradas que huían muy lejos, hubo la sombra del miedo que se
quedaba muy cerca. No era un miedo especifico, más bien la presión
en el pecho inculcada desde que era niña, con los repetidos y
frecuentes, como gotas que caen de una canilla estropeada,
afirmaciones: “tú no podrás”, “es demasiado complicado para
Ti”. Y cansada de tener que demostrar a todos que si podría, se
dejaba vencer, no por falta de capacidad, sino por falta de fuerza.
Las palabras que te dicen otros, te conectan o desconectan con la
fuerza que tienes dentro. Ayuda y anima y lo mismo harán contigo.
Feliz
Jueves de Ánimos, de lo posible
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