miércoles, 11 de noviembre de 2015

Dar sin esperar

Daba mucho a los demás. Daba de su tiempo, su talento, sus capacidades. No miraba el costo aunque a veces le costaba hasta las lágrimas. Como la recompensa uno que otro gracias muy fugaz dicho entre tantas palabras. Con los pocos gracias que recibía confeccionaba una vela que se llenaba de viento de la esperanza y empujándola adelante, para seguir dando, cosas, gestos, palabras y sonrisas. En la mayoría de los casos daba cosas que nadie puede ahorrar, comprar o vender. Su tiempo se gastaba bien o se perdía para siempre. Sus palabras se decían transmitiendo ánimo, esperanza, cariño, amistad o se quedaban en silencio que pocos puedan escuchar. Sus gestos devolvían la esperanza, mostraban la cercanía o se quedaban congelados en una fría distancia. En estos pequeños detalles se veía la inmensidad de su generosidad. Da algo de ti mismo, no calcules, si vale la pena. No contabilices las muestras de agradecimiento. Simplemente da. porque lo que no se da, a veces se pierde para siempre.

Feliz miércoles de generosidad.

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