No entendía muy bien porque sus “ese fue la última vez que lo
hice” se repetían con tanta frecuencia. El nuevo se sobreponía
encima del anterior e igual no tenía, ni fuerza, ni efecto. Seguía
haciendo lo que supuestamente iba a dejar de hacer, hace ya tanto
tiempo. Era la falta de voluntad, pero no solo eso. Muchas veces
prometía lo que sentía que debería prometer pero no lo que
realmente sentía que era importante de dejar. No dimensionaba el
daño que hace y sobre todo que se hace a si mismo, siendo esclavo de
sus círculos viciosos, de sus promesas que iban a impresionar y en
vez de eso dejaban el malestar de la mentira repetida, de la promesa
falsa, hecha con palabras vacías. Revisa lo que necesitas cambiar
dejar de hacer. Y cambia deja no para otros sino para Ti. Sin mucho
bombo y platillo, sin promesas y juramentos, así de simple.
Feliz sábado sin promesas falsas.

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