sábado, 28 de noviembre de 2015

Semillas de esperanza

Hace bastante tiempo sus padres le dieron unas pequeñas semillas de esperanza. Las tenía siempre a la mano. No quería usarlas en cualquier momento. Todo lo que ha logrado hasta ahora en su vida fue el fruto de esfuerzo y no una obra de magia, ni de buena suerte. Sus semillas de esperanza necesitaban un terreno bien preparado y ella no estaba dispuesta de sembrarlas en cualquier parte por el temor de malgastarlas, era el último recurso que le quedaba. Pasaron años y ella seguía guardando aquellas pequeñas semillas, descubriendo algo bastante extraño, que sin haberlas sembrado sentía sus frutos. Porque la esperanza pertenece a estas cosas valiosas que no se tiene sino que se siente. No es un objeto que se puede poseer, es una actitud que se puede contagiar y hacer crecer, haciéndola impulsor de todos los emprendimientos. Ponla a fructificar en tu vida.

Feliz sábado de recoger frutos.

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