Desde que era niña solía ser muy ansiosa. Siempre a la espera de
algo. Esperaba que se termine eso o aquello. Mientras más crecía y
más conciencia tenía, el final de más cosas esperaba. Así
esperaba que; se terminen las clases, que se terminen las vacaciones,
que se termine el trabajo, los estudios. A la primera vista no se ve
nada malo en eso. Todos esperamos que terminen estas cosas. Su
problema no era esperar que algo termine, su problema era no saber
qué hacer consigo misma una vez terminado lo que tanto esperaba. Eso
no hacía otra cosa que aumentar su ansiedad. Muchas veces uno se
olvida, que al terminar una cosa empezamos otra o más bien otras. No
vivimos para terminar nada, vivimos para sentir, amar, participar en
los procesos, saborear las diferentes etapas de la vida. Cada etapa
que terminamos no tiene un punto final, sino una puerta o ventana que
nos abre a un nuevo sinfín de posibilidades. No te pongas ansiosa
para salir, disfruta estando dentro, porque no vas a poder vivir dos
veces la misma situación, la misma vida.
Feliz domingo sin ansiedades.

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