Siendo novios se pasaban los días hablando. En sus conversaciones
había muchas freses que se empezaban con: ”a mí me gusta...”,
“yo quiero...”. Los dos atentos a lo que la otra parte decía,
que le gustaba y que le desagradaba. Eso les permitía conocerse
mejor, ver en qué coinciden y en qué se diferencian. Les animaba a
estos pequeños detalles que respondían a sus gustos, unas sorpresas
que les iluminaban el rostro con una sonrisa. El tiempo pasaba y
desaparecían las palabras que antes se sentían tan cómodamente
entre ellos. Si ya hablaban era sobre algunos problemas y no sobre
ellos. A veces se tenía la sensación que no eran dos personas que
se amaban sino dos personas que tenían problemas. Es tan fácil
confundir, si no se habla sobre lo que hay en el corazón, a una
persona con sus problemas. Y la relación para que tenga sentido y
sea fuente de felicidad debería ser entre personas y no solo entre
sus problemas o sus obligaciones.
Feliz miércoles de conversaciones entre personas.

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