Entre su corazón y su boca físicamente no había una gran
distancia, pero a veces se tenía la sensación, que los separaba un
abismo. Era suficiente escuchar lo que decía para darse cuenta que
fallaba la conexión reciproca entre el corazón y la boca. Es que no
siempre decía lo que sentía y muchas veces no sentía lo que decía.
Por mucho descuido las palabras no expresaban lo que había en sus
sentimientos, ni tampoco se preocupaba que sentimientos puedan causar
sus palabras. Cuando esta distancia disminuye menos heridas aparecen.
Se puede evitar palabras hirientes y sentimientos que provocan
tormentas de palabras. Conecta tus palabras a tus sentimientos y los
sentimientos a tus palabras.
Feliz martes de buena conexión.

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