Ya se iba porque lo suyo era marcharse. Tenía esta habilidad que
pocos tenemos, marcharse, desprenderse en el momento oportuno. Ha
cumplido su misión, puede ser que algunos lo culparan por lo que
nunca hizo, intentan responsabilizarlo por lo que no fue responsable.
Para la gente es fácil echar la culpa. Él solo se ha ocupado de lo
que tenía que ocuparse. Se encargó de que cada hora tuviese sesenta
minuto, cada día veinticuatro horas y cada semana siete días, lo
demás ya era responsabilidad de otros, no de él. Los que usaban el
tiempo deberían ser responsables en que lo empleaban. El año no
tiene la culpa por cómo vivimos y que nos ha pasado durante su
duración. Él es bueno y justo con todos porque a todos ofrece el
mismo tiempo. Es bueno revisar cómo lo usamos, que supimos
aprovechar, aprender, mejorar. Mi profunda gratitud al año 2016 por
todo lo que me ha dado, por la posibilidad de encuentro con Ustedes a
través de estas letras. Mil disculpas por las veces que he fallado o
no estuve a la altura de las circunstancias. Un abrazo lleno de
gratitud. Desde ahora mis mejores deseos para el Año Nuevo 2017, que
sepamos aprovechar el tiempo que nos trae para vivir en amor paz y armonía.
Feliz sábado de gratitud y reconocimiento.

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