Llegó el diciembre en este año tan
diferente para mí. Pasé de un extremo para el otro, de verano de
Paraguay a invierno de España. Con el paso de tiempo uno se da
cuenta cuantas cosas se extrañan. Que se extrañan las personas y
los encuentros, las conversaciones y las risas es indiscutible. Se
extraña paisajes, sabores, colores, aromas. Luego de repente como un
rayo del sol vienen los recuerdos de un terere en la sombre sintiendo
la brisa de la tarde un aroma y sabor de unas naranjas, mangos,
mandarinas y una piña cortada a mitad y comida como sandía con una
cuchara. Los experimentos en la cocina los jugos recién hechos y las
mermeladas apenas inventadas. Hasta los malos caminos se extrañan
porque al transitarlos tantas veces uno aprendía de memoria cada
bache cada peligro. Y eso que apenas estoy descubriendo que se
extraña y cuanto se extraña. Y a la lista paraguaya sampedrana
podría unir la mexicana huasteca para dar el cuadro completo. Eso
ayuda valorar apreciar y ser agradecido por la oportunidad de estar
ahí conociendo a las personas y disfrutando de las cosas. Solo quise
decir que se extraña mucho…
Feliz miércoles de extrañar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario