viernes, 29 de diciembre de 2017

Saber esperar

Admiraba mucho a su abuela, que a pesar de que ha vivido mucho y también ha sufrido bastante, no perdía la esperanza. La abuela decía que a ella la naturaleza daba las respuestas, mantenía siempre viva la esperanza. Es que ya ha vivido muchas tormentas y muchas noches escuras y a pesar de todo siempre aparecía la luz, la claridad, la calma. Decía la abuela que mucho tenemos que cuidar nuestros “hoy” porque en cada uno de ellos está la semilla de un mañana que no se ve todavía. Los niños eran el mejor ejemplo de esa esperanza siempre renovada, siempre fresca, siempre nueva. Anunciaban todas las posibilidades de ser de vivir. Solo que para que ciertas cosas ocurran, para que sucedan, hay que esperar, porque algunas cosas no se deben acelerar en la vida, hay que darles su tiempo y permitir que sucedan en su momento, se desarrollen a su ritmo. No pierdas la capacidad de esperar, la naturaleza te lo enseña, te lo recuerda. Ser testigo de un proceso es una experiencia gratificante, educativa y esperanzadora.

Feliz viernes de espera y esperanza.

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