No tenía clara la idea como es esto de ser feliz,
pero sabía que la felicidad existe. Empezó por buscarla en todas
las cosas que compraba. Revisaba con atención desarmaba, despegaba,
descosía, pero no encontraba nada. Comió todas las comidas y bebió
todas la bebidas, que encontraba en los anuncios en los que le gente
feliz, le prometía ser como ellos, si consume lo que ellos
consumían. Lo único que consiguió, fueron unas cuantas
indigestiones y buenas resacas. Ni viajando encontraba la felicidad,
aunque si conocía gente nueva y lugares hermosos. Cansado de su
larga búsqueda, se sentó con sus seres queridos en la sombra, una
tarde calurosa de verano, tomando un rico terere, un jugo o un simple
vaso de agua fresca. De repente sintió un extraño hormigueo en los
pies y los brazos, que invadía todo cuerpo. Una desconocida hasta
ahora sensación de paz y armonía. La felicidad estaba más cerca de
el de lo que él se imaginaba.
Feliz Viernes de Quietud de Felicidad
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