Algunas
veces en su trabajo el sudor se mezclaba con sus
lágrimas. Incluso ha llegado a pensar, que su sudor era otra forma
de llanto, que cuando las lágrimas no alcanzan salir por los ojos,
salen por el cuerpo, demasiado pequeño para soportar tanto
trabajo. Cuando dejan de llorar los ojos y ni
salen por
el cuerpo endurecido, las lágrimas se disuelven en los silencios,
suspiros y en las miradas que se pierden en el vacío. Lo
peor de todo es
que
mientras más lloraba, más le gritaban y estos gritos retumbaban en
todo su cuerpo estremeciendo hasta el último tejido. Su única
culpa, que siempre ha aceptado y que la patrona se encargaba de
recordarle a cada paso era haber nacido pobre y haber tenido unos
padres que se olvidaron de
lo
que eran y
de lo que deberían ser. Le dolía mucho todo eso que le pasaba pero
lo que más le dolía era la certeza que no era la única que pasaba
por todo eso. Y
tristemente no se equivocaba. Sé atento los que que ya no lloran o
lloran en silencio con todo su cuerpo. No grites escucha no culpes
intenta encontrar la causa y entender a la persona sin importar su
edad.
Feliz
martes de atención.

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