viernes, 5 de febrero de 2016

Meter narices

 
A la gente no le gusta cuando otros meten sus narices en su vida. Eso molesta, incomoda, quita la libertad. Buscan la independencia, sin las injerencias incomodas de personas ajenas, incluidos sus propios familiares. Meter narices también demarca la morbosa curiosidad, de sentirse autorizado de opinar en los asuntos que a uno no le compiten y como si fuera poco, de querer intervenir directamente sin ser invitado. Pero hay otras narices húmedas y frías que cuando se meten en nuestras vidas nos cambian todo. Suelen ser acompañados de cuatro patas felinas o perrunas. Poseen la misteriosa capacidad de hacernos enojar y reír al mismo tiempo. Cansar con sus travesuras y hacer extrañarlas cuando estamos lejos. Entran con sus narices gratuitamente y se dan con sus uñas, patas y pelo, marcando su presencia en todas las partes y en todas las ropas. Benditas estas narices que se meten en nuestras vidas rescatándonos de la soledad y de la tristeza. Cuídalos y no les impidas entrar en tu vida.

Feliz viernes de narices que se meten en las vidas.

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