Se pasó toda
la semana hablando. Vaya que le ha tocado a vivir una semana muy
movida. Muchos encuentros, reuniones. Al llegar el domingo ya estaba
cansado. Necesitaba dormir lo suficiente y dedicar el resto del día
a la escucha. Había mucho que escuchar empezando por su propio
cuerpo, su conciencia, sus anhelos, sus disgustos, sus sentimientos y
emociones. Una vez escuchado, pudo escuchar a los demás. Si no te
escuchas primero, no estarás en paz contigo mismo, y no pondrás
atención a lo que te dicen. En cada palabra oirás el eco de tus
propias palabras y el eco distorsiona la música. Todos necesitamos
escuchar y ser escuchados, pero antes de todo, tenemos que
escucharnos a nosotros mismos. Aprovecha los domingos para hacerlo.
Te ayudará a entender muchas cosas.
Feliz domingo
de la escucha de uno mismo y de los demás.

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