Elizabeth
estaba acostumbrada que ninguna de sus promesas tenía fecha de
vencimiento. Conforme pasaba el tiempo, ella procuraba cumplir lo que
prometía. Cuando sabía que algo superaba sus posibilidades, no se
comprometía para no defraudar a nadie. No todos entendían sus
actitudes. Sus “no” parecían ser siempre más visibles que sus
“sí”. La tachaban de calculadora hasta miedosa, decían que no
quería comprometerse. No veían que era responsable, sincera,
honesta, cumplidora. En un mundo lleno de promesas falsas, palabras
tiradas al viento, pocos sabían apreciar su entrega, su sinceridad.
De eso palabra dada – palabra cumplida, ya no se veía casi nada.
Elizabeth no se preocupaba tanto por lo que dirán, ni lo que van a
pensar de ella. Aunque a veces le dolía, que tan mal se puede
entender una negación hecha honestamente. Simplemente querría no
engañar, ni ilusionar a nadie y que con ella hagan lo mismo. Cumple
lo prometido siempre y no prometas cuando sabes que no podrás
cumplir.
Feliz sábado
de cumplimiento

No hay comentarios:
Publicar un comentario