sábado, 13 de febrero de 2016

Dar lo que se pide

Mayra ha tenido toda una colección de sonrisas, pero no las despreciaba tirando al aire sin ninguna causa. Las reservaba para los encuentros con las personas que amaba, y para aquellos encuentros con ella misma, que de vez en cuando se regalaba, en el silencio de su propio cuarto, o en los largos paseos. Sus sonrisas no eran simples muecas, que intentaban adornar su rostro, ocultando lo que sentía de verdad. Cuando sonreía era porque su corazón se llenaba de alegría y sus labios de palabras. Palabras que salían solo cuando tenían la seguridad de ser escuchadas. Las podían oír solo los que se daban el tiempo de estar a su lado sin mirar directo o a escondidas la pantalla de su teléfono. Claro que había días que irradiaba la felicidad y la expresaba sin esperar ninguna reacción de nadie. Mayra lo poco que pedía a los que la rodeaban es lo mismo que les daba – el respeto. No gastes tu energía, ni tu tristeza, ni tu alegría con alguien que no es capaz de ponerte atención.

Feliz sábado de poner atención.

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