Nunca
contaba su número. Muchos llegaban
pero fue la vida la que se encargaba de verificar quienes se van a
quedar. Los que se quedaban se acostumbraban a sus múltiples papeles
que les tocaban. Eran como chalecos salvavidas, cuando él se hundía
en la tristeza. Amortiguaban los golpes de la vida, eran
capaces de levantar de las caídas cuando llegaban a suceder. Al
mismo tiempo inyectaban en su vida las mismas dosis de locura y de
sensatez, siempre para mantener el equilibrio. Cuando era necesario
lo empujaban para que siga el camino sin desanimarse o lo detenían
cuando iba directo al fracaso. Siempre dispuestos a hablar sobre mil
temas y callarse sobre otro mil. Nunca buscaban una total aceptación,
divergían en miles de cosas, lo que si buscaban era una total
atención cuando se hablaban. No les preocupaba, ni asustaba que en
sus relaciones la amistad igualara
amor. Ama a tus amigos no los esclavices. No
les dediques un día sino una vida.
Feliz
lunes de seguir pensando en amigos y amigas.

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