Miles de
los girasoles le miraban la cara le miraban los ojos, con una simple pregunta:
¿Qué miras? ¿Qué buscas? No encontraba la respuesta, no sabía si debería
responder a cada girasol por separado o a todos juntos. Así que en este
encuentro reinaba el silencio, la comunicación con las miradas interrumpida
solo por unos cuantos pájaros que revolaban el campo de girasoles. Los
girasoles que a la hora de la verdad no lo miraban a él sino al sol que
brillaba encima de su cabeza. Es que a veces para encontrar lo que buscamos
solo hay que levantar la cabeza o simplemente mirar para dentro y no para
fuera. Es bueno tener a nuestro lado alguien que nos puede poner preguntas
adecuadas para encontrar las respuestas necesarias y seguir caminando.
Feliz
viernes de preguntas y búsqueda.