En el patio de la casa de
la abuela que vivía en el campo había una extraña red de caminitos
veredas que lo cruzaban en diferentes direcciones y cada una de
ellas conectaba dos puntos concretos. Es que desde hace años la
abuela hacía las mismas cosas, cumpliendo con su rutina diaria.
Pisando los mismos pasos caminado hacia los mismos puntos de su
patio. Mientras más tiempo pasaba, más claro se hacía el camino.
Mejor se podía transitar por el sin ningún peligro de perderse o
confundir. Eso solo se consigue con experiencia y perseverancia.
Siempre al principio hay que vencer pequeños y grandes obstáculos
que pueden aparecer en el camino. Solo la cantidad de pisadas los
está deshaciendo poco a poco, hasta alcanzar a convertir en una
vereda bien marcada y muy cómoda. Abre tus caminos hacia cosas que
te dan felicidad, te gustan. Necesitas tiempo de pisar para hacerlos
bien transitables y de fácil acceso. Date tiempo, así que los pies
a la obra.
Feliz domingo de pisar
bien.
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