sábado, 18 de agosto de 2018

Decir las cosas

No sabía cómo defenderse de estos extraños ataques de tristeza. Le echaba la culpa a sus hormonas que a veces de alborotaban un poco. Puede ser que tenían que ver con algunos cambios repentinos, no causados por ningún factor externo. Lo que pasa que eso solo era una parte de realidad, la que explica y justifica y como son cosas incontrolables que no dependen de nuestra voluntad no tenemos por ellas ninguna responsabilidad. Existe otra parte de la realidad común para todos nosotros. La por la que sí nos debemos responsabilizar. La que tiene que ver con la realidad que vivimos, la que deseamos vivir, la que sentimos y la que alcanzamos expresar. Ahí a veces las distancias entre lo que hay y lo que queremos se vuelven demasiado grandes, y solo hablar de eso expresarlo sin miedo claramente las puede acortar. Cuando te invade la tristeza inexplicable pregúntate si dices todo lo que sientes y todo lo que quieres, deseas y anhelas. Los que están contigo, no siempre se dan cuanta y al fin y al cabo no son adivinos.

Feliz sábado de decir las cosas.

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