Pasaban
años y él siempre estaba con el mismo dilema, decir o callar. Bueno
ese decir era solo
un dicho, más bien se trataba de escribir o callar. Por puro
aburrimiento después de un buen baño de silencio, empezaron a salir
sus palabras. Salían al aire sin un destino marcado, totalmente
libres, buscando sus dueños, como mascotas de un refugio. Algunas ya
muy usadas, otras muy nuevas, todas con el mismo deseo de hacer
compañía a alguien, que las quiera recibir. Al ser recibidas
devolvían
lo que las hemos dado. Tu palabra a veces es almohada para quien
llora o simplemente quiere descansar. Tu palabra es colchón para
quien cae, amortiguando efectos de su caída. Tu palabra es
salvavidas para quien se ahoga en su soledad y tristeza, un chaleco
que protege de golpes y heridas a
quien está
en medio de la tormenta de acusaciones. No la guardes, libérala
y permite que llegue a los demás.
Feliz
viernes de palabras en busca de sus dueños.

No hay comentarios:
Publicar un comentario