Fue una persona muy comprometida, muy sensible y solidaria. La
gente necesitada siempre podía contar con ella. Muy discreta y
eficaz, con una capacidad de organización envidiable. Todos la
admiraban por su generosidad, que parecía no tener límites. Solo
que había un pequeño problema. Ella estaba al borde de agotamiento,
sentía que todo se le iba de las manos. Aprendió a ayudar a tantas
personas, lo que no aprendió es pedir ayuda, cuando ella la
necesitaba. Se sentía mal con eso, como avergonzada. Pensaba, que
nadie va a entender, que ella siempre tan fuerte y capaz, ahora pide
ayuda. Parece que con el tema de pedir ayuda tenemos el mismo
problema, que con el tema de descanso. Nos enseñan a trabajar, pero
no nos enseñan a descansar, así nos enseñan a ayudar, pero no nos
enseñan a pedir ayuda. Aprende a tiempo, es necesario, no eres
todopoderoso/a. Facilitarás a otros a participar y evitarás tener
una ancianidad arisca de un viejo gruñón.
Feliz jueves de aprender a pedir ayuda.

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