En un mundo en el que otros se empeñaban de
construir muros ella decidió tener manos abiertas. Nada se podía
encontrar en ellas. Era el milagro de las manos vacías que hacía
tan grande y necesario su gesto. Estas manos abiertas facilitaban el
acceso al corazón. Un corazón que no se cerraba frente al que se
acercaba a él, sobre todo que se mantenía abierto frente a la
persona, extraña desconocida, diferente. Tener las manos ocupadas es
como construir muros de acceso al corazón. Las manos ocupadas en el
mejor de los casos pueden dar lo que hay en ellos, provocando el
sentimiento de satisfacción de haber cumplido el deber con tanta
generosidad. Dispuestas de entregar todo que hay en ellas, menos
darse a si mismas. Dando imposibilitadas para recibir. Que tus manos
se abran ofreciendo tu corazón y que sepan recibir, reconocer que
también necesitan.
Feliz viernes de manos abiertas.

No hay comentarios:
Publicar un comentario