Marzelina tenía en sus manos un pequeño aparato que
le sirve para comunicarse y entretener. Sirve, ayuda y a veces
perjudica. Lo usaba pero también fácilmente abusaba de él. Con
tanta tecnología en las manos olvidaba, que la comunicación de
mejor calidad es a través de los ojos, oídos y tacto. El teléfono
nos comunica con los que están lejos y nos impide la comunicación
con los que están cerca, a nuestro lado. Es más importante mirar
los ojos en vez de mirar la pantalla. No se trata solo de respeto
sino de comunicación y valoración. Las personas en primer lugar.
Dejemos el teléfono a un lado si hablamos con alguien que nos
visita.
Feliz Sábado de comunicación directa.
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