Cuando se sentaban, las palabras empezaban sus bailes. Unas
corrían detrás de otras, en momentos de intercambios acelerados,
luego llegada la calma salían perezosas por el calor de la tarde,
volaban movidas por la hélice de un ventilador. Ni ellos se dieron
cuenta cuando su conversación empezó hacer trenzas, adornadas con
los moños de risas. En una tarde a la sombra, con un rico terere
escucha bien las palabras y oirás la música de la amistad.
Feliz Miércoles de hacer trenzas de palabras
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