Victor siempre quería saber cual va a ser el
siguiente paso. En su cabeza y su corazón todas las cosas las
ordenaba según una lógica indiscutible. Una cosa siempre era la
consecuencia lógica de otra. Solo que a veces una sonrisa, un abrazo
inesperado, rompían los esquemas y hacían tambalear a toda su
estructura. Ser ordenado sin duda es importante y ayuda en la vida.
Darse cuenta de las consecuencias de nuestros hechos y decisiones,
permite a descubrir problemas, evitar errores. Todo eso nunca nos
debería quitar la capacidad de sorprendernos, que da el sabor a la
vida. Nos lleva a lo que carece de la previsibilidad y se llama: amor
nuestro de cada día. Amor en cosas pequeñas y grandes, a veces
visible, otras apenas perceptible.
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