Magdalena se
quejaba que le faltaba la luz, y no se refería, ni a problemas de
electricidad, ni a la necesidad de cambiar los focos y mejorar la
iluminación. Le faltaba la la luz que le permita ver bien su vida,
incluso con los ojos cerrados. Desde un tiempo a esta parte algo se
le había perdido, algo ha descuidado y sentía que había partes que
estaban sumergidas en la oscuridad. No hablaba de ellas, no le
gustaba que le llamen atención sobre alguno de aquellos aspectos de
su vida. No sabía ni por que las cosas se complicaron así. Ya no
tenía la ilusión de que nadie se va a dar cuenta, al contrario
pensaba que muchas veces ella es la última en enterarse, que otros
saben de su vida, lo que ella ignora. Por eso urgentemente necesitaba
la luz, la claridad, para poder ver y distinguir entre lo que le da
la felicidad y le causa el sufrimiento. Así sin más confusiones
podrá vivir con la cara hacia el sol, viendo todo el panorama, todo
el mosaico de su vida.
Feliz Domingo
de Pascua de Luz y Vida.

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