Se le acababan
las palabras y le sobraban los sentimientos. No quería soltar a los
sentimientos desnudos en esta mañana fresca, por eso los dejaba en
la fila, esperando su turno para recibir unas palabras de su talla,
que las puedan envolver y abrigar muy bien. Los sentimientos vestidos
y bien abrigados daban calor a las personas huérfanas de abrazos y
caricias. En los tiempos que nos han tocado a vivir, sobran personas
sumergidas de la fría y espinosa soledad. Que sienten pero no
encuentran palabras para sus sentimientos o simplemente los prefieren
callar. No saben que puede pasar si las nombran. Al quedarse cerrados
dentro de nosotros, o no se desarrollan y se atrofian, o crecen en el
limitado espacio aumentando las tensiones, lo que tarde o temprano
terminará en una explosión. Viste tus sentimientos con palabras
adecuadas y permíteles salir. Una vez liberados encontraran su
destino.
Feliz lunes de
vestir los sentimientos.

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