A veces se iba
muy lejos. No es que viajaba recorriendo largas distancias, sino que
sus pensamientos han volado muy lejos de aquí. Por eso con
frecuencia se ausentaba, y no había acceso a su corazón, no se
dejaba a herir con facilidad. Su cuerpo seguía la rutina diaria de
los mil y un quehaceres que le tocaba hacer, pero sus pensamientos y
detrás de ellos sus deseos iban lejos. Alcanzaba a sentir lo soñado,
cruzar las fronteras de sus propias limitaciones y miedos. Ahí lejos
donde la llevaban sus pensamientos, sin miedo a las burlas y
críticas, pudo ser atrevida, arriesgada, probando si son reales los
talentos que sentía que tenía escondidos dentro. Aunque con
frecuencia tenía que regresar a la realidad que la interpelaba, no
se desanimaba. Con el paso del tiempo iba descubriendo, que cada vez
tenía que viajar menos. Que desaparecía la distancia entre lo
vivido y lo soñado. Los que saben soñar, saben vivir y sabiendo
vivir hacen sus sueños realidad. Nunca pierdas tu capacidad de soñar
e ilusionarte por algo aunque pueda parecer imposible. La sorpresa te
espera detrás de la esquina.
Feliz sábado
de sueños y realidades.

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