No hubo lugar
para las dudas. Hoy empezaba su nueva vida. Estaba contenta e
ilusionada. Aunque ha despertado en la misma cama de siempre, por
cierto no vendría nada mal cambiar el colchón, y tenía que vestir
la misma ropa. Así que parecía que nada nuevo iba a haber en su
vida y era una falsa impresión. Muchas cosas nuevas había en su
interior que no tardarán mucho en verse por fuera. Nueva era su
convicción de que ella puede ser feliz con o sin él. Vale mucho así
como es y no porque está a su lado. La convicción de que sus sueños
no son tonterías, sino proyectos por realizar y una pura expresión
de su capacidad y creatividad por tanto tiempo encerrada dentro por
miedo que no sirven o que son unas tonterías. Sin miedo pudo
encontrarse con la niña que llevaba dentro a la que en su infancia
le escatimaron mimos y caricias. Nueva por dentro no tardo transmitir
la novedad afuera. Empezó a gustarse a si misma y así empezó a
gustar a los demás. Lo de ella era contagioso. Su felicidad se
contagiaba sin grandes palabras.
Feliz
miércoles de la novedad.

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