Nadie nunca le
ha preguntado qué miraba cuando sus ojos se perdían en el
horizonte. Ni ella tampoco sabía con certeza. Tenía sensación de
que cuando miraba algo que estaba muy lejos en algún punto
indefinido en realidad no miraba por fuera, sino por dentro. Mientras
más pérdida parecía su mirada, más hondo miraba en su interior. A
veces muy larga se volvía la distancia entre lo que había por
dentro y lo que encontraba afuera. Se hacía difícil seguir el
camino. Tenía que decidir cuáles serán sus puntos de referencia,
según qué criterios va a seguir su camino de la vida, si según lo
que tiene a su alcance por fuera, ahí por donde la lleva la
corriente de la vida o según lo que siente y anhela por dentro.
Muchas veces eran direcciones contrarias. Es muy importante no perder
estas dos referencias, la interior y la exterior. Cuando se acercan
traen felicidad y cuando se alejan una que otra tristeza y sombras en
la mirada. Siempre habrá tensión entre ser realista y ser soñador,
entre ser fiel a sus principios y valores y dejarse llevar por lo que
hacen todos. La decisión es tuya porque solo tú correrás con las
consecuencias.
Feliz
miércoles de miradas por dentro y por fuera.

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