viernes, 18 de marzo de 2016

Las Ausencias peligrosas

Hace bastante tiempo que no podía descubrir ninguna diferencia entre su presencia y su ausencia. Estuvo pero como si no estuviera. Solo ocupaba un espacio en la casa, pero dejo de ocupar un lugar en las decisiones, en las conversaciones y al parecer también en los corazones. Eso no ocurrió de un día para otro, sino que fue fruto de un largo proceso. Al principio se ausentaba solo por unos instantes, porque siempre tenía llamadas urgentes y asuntos impostergables. Se perdía partes de conversaciones, luego se ausentaba una que otra vez en la mesa. Terminó ausentándose en la vida de los que lo rodeaban. Sabía todo lo que pasaba fuera de la casa e ignoraba todo los que pasaba dentro. Conocía los gustos de sus jefes sus amigos, pero no sabía que les gusta a sus familiares y lo peor de todo, no sabía que les gusta a sus hijos. Ten mucho cuidado con tus ausencias. Puede ser que algunas de ellas son inevitables. Recuerda que si se repiten con demasiada frecuencia hasta pueden borrar o por lo menos a poner en duda tu existencia.

Feliz viernes sin ausencias.

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