martes, 1 de marzo de 2016

Sin avalanchas

No había ni cerca ni lejos nadie a quien hablar sobre lo que tenía aprisionado dentro. Desde hace años dejaba cosas calladas. Según ella eran pequeñas y sin importancia. Y sí, tenía razón, cada una de ellas por separado era una pequeñez. La arrojaba en algún rincón dentro de su alma. Lo que pasa que con el tiempo se acumularon tantas cosas que desequilibraban todo, haciendo que muchas veces se tambaleaba por una cosa pequeña. Parecía inexplicable la exagerada reacción a cosas tan insignificante, no entendía como pueden hacer tanto daño. Y todo eso porque se olvidaba que ya ha guardado cientos, si no miles de estas cosas pequeñas dentro, y que ya no cabía ni una más. Al intentar guardarla se desequilibraba el frágil y forzado equilibrio y se empezaba a caer todo en avalancha arrastrando la paz y la felicidad. No guardes tanto dentro, por tu salud, por tu felicidad y equilibrio, busca la manera de sacar a fuera, compartir con alguien de confianza. No permitas que se formen avalanchas imposibles de controlar.

Feliz martes de descargar los pesos.

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