viernes, 27 de enero de 2017

Preguntas y miedos

Sus miedos como sapos se inflaban cada vez que alguien se acercaba a preguntar algo. De todas las preguntas que le ponían la que menos le gustaba era la pregunta ¿por qué? Tenía miedo de decir una palabra de más que podría poner en evidencia alguna de sus faltas o incoherencias. No le faltaba ni conocimiento, ni mucho menos la inteligencia. Tal vez lo único que le faltaba era algo de reflexión sobre si misma, sobre sus motivaciones, sus actitudes. Tenía un don para observar a los demás, pero no supo aprovechar este talento para observarse a sí misma. La imposibilidad de responder a un cuestionamiento por falta de reflexión y autoevaluación suele ser mucho más grave que la causada por una verdadera ignorancia. Eso nos da miedo y por eso a veces queremos aparentar más grandes más seguros de lo que somos de verdad pensando que eso nos servirá de una eficaz defensa. Cuestiónate evalúate y no tengas miedo cuando te pregunten ¿por qué?

Feliz viernes sin miedos a preguntas.

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