Era una de estas mañanas que le costaba
levantarse. Sentada en la cama esperaba un largo rato para ponerse de
pie. Sus pies ya tocaban el suelo pero su cabeza todavía estaba
sumergida en los restos del sueño que se confundía con la realidad.
Una realidad que no era un sueño pues se volvió muy desafiante
esperando de ella mucho. A pesar de los problemas y desafíos no la
abandonaba la confianza de que siempre es posible hacer algo, dar un
paso más, ver las cosas del otro ángulo. Sabiendo que a pesar de
nuestra cultura de la inmediatez, el mundo sigue su propio ritmo y
está lleno de procesos lentos, que llevan a un buen fin, no siempre
por el camino más corto que nosotros hubiéramos elegido. Hay que
esperar el momento y mirar con esperanza lo que viene después.
Feliz domingo de confianza.

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